Cuando las lágrimas deciden hablar

Hay veces en la vida, en la que nuestra meta parece imposible, que nunca se verá cumplida, que solo estamos destinados a fallar una y otra vez... pero no pasa nada. A veces, solo hay que seguir intentándolo.

Pero cuando la presión te puede, cuando todo es superior a ti, llorarás como un niño. Sin motivo alguno, todo sucede de repente. Incluso cuando pensabas que ya eras muy mayor para eso, te encontrarás llamando a tu madre entre sollozos. Pero solo cuando la necesitas, es cuando de verdad te das cuenta de lo lejos que está. Mamá, te quiero. ¿Por qué no te lo dije antes, cuando aun estabas cerca, cuando estaba contigo, a tu lado? Mamá, te echo de menos. Mamá, ¿estás ahí? Mamá, mamá...

Recuerda lo que te decía tu abuela mientras te abrazaba con orgullo y pena al verte marchar. Tú eras y siempre serás su orgullo, su mayor tesoro, su vida entera.
"Cuídate mucho precioso, te deseo que te vaya muy bien y que te lo pases divinamente. Que te portes bien y que le hagas caso a la gente esa con la que vas. Demuéstrales que les quieres, dale un abrazo y un beso de mi parte. Te voy a echar muchísimo de menos, no me olvides. Yo rezaré todos los días por ti... ¿Por qué tiene que estar eso tan lejos? Ay, mi niño..."

Ay, abuela. Yo también te echo de menos. ¿Cómo te voy a olvidar? Ni siquiera yo se porque tiene que estar esto tan lejos, ha ocurrido así. Espérame, no te vayas sin que yo haya vuelto a tus brazos. No sabes cuanto me arrepiento de no haber pasado más tiempo contigo. Cada vez que me pedías que leyese para ti, se que te emocionabas y no porque la historia fuese tan increíble ni porque mi voz sea prodigiosa. Tú parecías ser más consciente que yo de cuanto tiempo me quedaba y en cuanto tiempo volvería.

"¿Dónde está lo más guapo de la casa?" decía cada mañana una voz en las escaleras y aunque yo dudase que eso fuese dirigido a mi, yo siempre contestaba. "¿Y dónde está ese beso?" Eso que me repetías es lo que me pregunto cada día que pasa. ¿Dónde están los besos? ¿Dónde está el cariño en esta tierra tan fría? Se que no fallas ni un día en mandarme tus besos, pero esos besos no son los mismos, aunque eso ya lo sabes.

Tú, que me animaste a seguir adelante. Tú, que no te lo creíste cuando te lo conté por primera vez. Tú, que me abrazaste compartiendo mi alegría. Tú, que me volviste a animar cuando dudé de nuevo. Tú, que no dejarías que tu hermano desperdiciase esa oportunidad única.
Yo, que me cabreaba cuando no me hacías caso. Yo, que dudé de tus consejos. Yo, que escuchaba atentamente a todo lo que me contabas. Yo, que apenas me despedí de mis hermanos como debí haberlo hecho.

"Mamá, tengo miedo. Quédate un ratito más aquí. No apagues la luz hasta que me haya dormido, ¿vale? Mamá, no te vayas." Recuerdos de la infancia que afloran sin parar en esta noche sin estrellas. Porque aun somos niños que se arropan la cabeza por la noche al escuchar un ruido.
Mamá, he tenido miedo. Me sentía solo y todo estaba oscuro. Mamá, fui yo quien se fue. Pero tu siempre estás conmigo. Tú no me dejarías si no fuese seguro, ¿verdad, mamá?

Ya me queda poco. Ya mismo estaré de vuelta y podré abrazarte de nuevo. Podré decirte el quiero que no te dije antes. Tengo ganas de verte, de escucharte, de darte un beso. Nos veremos muy pronto.

 Echo de menos... ¿Por qué tiene que estar eso tan lejos? He tenido miedo... Te quiero.

Comentarios

  1. Alfredo te quieroooo!, aquí ya estamos contando los días para poder abrazarte y besarte de nuevo. Ya queda poco para volverte a ver, y es que han sido largos estos meses. ..
    Hasta ya mismo querido Alfredo!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Así empezó todo...(1)

Un mes no son solo 30 días, son 92 momentos felices

En un mundo de pescadores nunca faltan las cañas

"¡¡Andaluh, cuenta un chiste!!"