Nunca es tarde para las cosas buenas
Música recomendada para la lectura: Enya-Sweet November
Levantarse por la mañana un sábado, tras una agotadora noche de sueños fantásticos y ver que después de una semana de lluvia y tristeza, ha salido el sol. La verdad, reconforta.
Unos pajaritos que te dan los buenos días cantando en tu balcón, una cálida luz que entra por la ventana más cercana a tu cuarto y una paz que envuelve a la casa, también.
Lavarse la cara con agua templada, una mirada soñadora a los tajos y un colacao con tostadas de mantequilla cuyo embriagador aroma reina en la cocina... yo lo llamaría un buen despertar.
La verdad, es que después de una semana agotadora, un tiempo de relax nunca viene mal. Como alguna vez diría alguien con dos dedos de frente que aprecia las pequeñas cosas de la vida: "Nunca es tarde para las cosas buenas" y si no lo dijo nadie, ya lo digo yo.
Nunca es tarde para mostrar tu verdadera y mejor sonrisa, para hacer reír contando un buen chiste, para expresar tu alegría al mundo entero o para llorar en una tarde triste.
Nunca es tarde para hacer nuevos amigos que se convertirán en inseparables, para alejarte de influencias que se dañan a ellas mismas o para crear un mundo imaginario.
Nunca es tarde para recibir una felicitación por algo bien hecho, para oír las carcajadas de aquella persona que te importa, para percibir el susurro del mejor halago o para escuchar la canción más hermosa del mundo.
Nunca es tarde para hacer realidad tus deseos, para festejar un éxito nunca ocurrido, para alegrarte por tu mejor enemigo o para celebrar un cumpleaños que no ha sido cumplido.
Nunca es tarde para gritar a los cuatro vientos que lo has conseguido, para que bailen tus pies un pasodoble solitario, para cantar en la ducha tu canción favorita o para beberte esa última copa que estabas esperando.
Nunca es tarde para que salga el sol por el horizonte e ilumine tu camino, para que se dispersen las nubes oscuras de las tardes de mayo o para disfrutar de la suave brisa que como una caricia roza tus manos.
Nunca es tarde para correr el maratón de tu destino, para pasear entre las letras de una buena novela, para navegar sobre mareas de gente sincera o para hacer volar una cometa esperanzada y ligera.
Nunca es tarde para hacer un regalo original y con esmero, para robar un beso descuidado, para confesarte culpable de amor eterno o para que te diga te quiero la persona que has amado en secreto durante tantos años.
Disfruta la espera y el recorrer el camino, así que no te preocupes al mirar la hora de un reloj parado, no te arrepientas de lo que podrías haber hecho antes ni de lo que te espera; porque nunca, nunca es tarde para las cosas buenas.
Os saluda una vez más vuestro blogger,
Freddy.
Levantarse por la mañana un sábado, tras una agotadora noche de sueños fantásticos y ver que después de una semana de lluvia y tristeza, ha salido el sol. La verdad, reconforta.
Unos pajaritos que te dan los buenos días cantando en tu balcón, una cálida luz que entra por la ventana más cercana a tu cuarto y una paz que envuelve a la casa, también.
Lavarse la cara con agua templada, una mirada soñadora a los tajos y un colacao con tostadas de mantequilla cuyo embriagador aroma reina en la cocina... yo lo llamaría un buen despertar.
La verdad, es que después de una semana agotadora, un tiempo de relax nunca viene mal. Como alguna vez diría alguien con dos dedos de frente que aprecia las pequeñas cosas de la vida: "Nunca es tarde para las cosas buenas" y si no lo dijo nadie, ya lo digo yo.
Nunca es tarde para mostrar tu verdadera y mejor sonrisa, para hacer reír contando un buen chiste, para expresar tu alegría al mundo entero o para llorar en una tarde triste.
Nunca es tarde para hacer nuevos amigos que se convertirán en inseparables, para alejarte de influencias que se dañan a ellas mismas o para crear un mundo imaginario.
Nunca es tarde para recibir una felicitación por algo bien hecho, para oír las carcajadas de aquella persona que te importa, para percibir el susurro del mejor halago o para escuchar la canción más hermosa del mundo.
Nunca es tarde para hacer realidad tus deseos, para festejar un éxito nunca ocurrido, para alegrarte por tu mejor enemigo o para celebrar un cumpleaños que no ha sido cumplido.
Nunca es tarde para gritar a los cuatro vientos que lo has conseguido, para que bailen tus pies un pasodoble solitario, para cantar en la ducha tu canción favorita o para beberte esa última copa que estabas esperando.
Nunca es tarde para que salga el sol por el horizonte e ilumine tu camino, para que se dispersen las nubes oscuras de las tardes de mayo o para disfrutar de la suave brisa que como una caricia roza tus manos.
Nunca es tarde para correr el maratón de tu destino, para pasear entre las letras de una buena novela, para navegar sobre mareas de gente sincera o para hacer volar una cometa esperanzada y ligera.
Nunca es tarde para hacer un regalo original y con esmero, para robar un beso descuidado, para confesarte culpable de amor eterno o para que te diga te quiero la persona que has amado en secreto durante tantos años.
Disfruta la espera y el recorrer el camino, así que no te preocupes al mirar la hora de un reloj parado, no te arrepientas de lo que podrías haber hecho antes ni de lo que te espera; porque nunca, nunca es tarde para las cosas buenas.
Os saluda una vez más vuestro blogger,
Freddy.
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