Alguien que no recuerdo, dijo algo de lo que no quiero acordarme

Música recomendada para la entrada: Greg Holden-Boys in the Street

¡Cuánto duelen los golpes recibidos! ¡Cuánto duelen las palabras maliciosas!

Hay veces que duele una verdad dicha a la cara de una persona que te importa, aunque su intención no sea ofender. Otras veces duelen las puyas y los cuchicheos a tu espalda. Y otras tantas, duelen las críticas por muy constructivas que sean siempre que no se esté dispuestas a aceptarlas. Pero hay veces, que las palabras que más duelen, son dichas por auténticos desconocidos.

Es muy triste ver el las noticias, un día cualquiera, como alguien ha acabado con su vida a causa del acoso y un largo sufrimiento. Lo sorprendente es que no hacen falta los puños ni los empujones para acosar. Con unas palabras ya bastan. Incluso a través de una pantalla.

Subir una foto a instagram, como cualquier otro día, tal vez no sea tu mejor foto pero ¿qué mas da? ¡Solo tus amigos la podrán ver! Entonces, aparece ese mensaje de un desconocido al que aceptaste como amigo hace tiempo atrás.
-¿Pero tú te has visto? ¡Qué asco das!
Y como ese, muchos más van apareciendo y otras personas se unen a esa "broma inocente"
-Vaya nariz más grande, ¿a qué loro se la has robado?
-Pero cuentas espinillas, eres horrible, puagg.
-¿Hace cuánto que no te pesas? Eres una foca.
-Se nota que no te miras al espejo. Normal, con esa cara que tienes.

Y así, día a día, vas recibiendo bofetadas de gente que no conoces, que no te conocen y a las que no les importa tu vida. Simplemente disfrutan haciéndose los graciosos en la comodidad de su habitación, protegidos por una pantalla. Tú, mientras tanto, en la oscuridad de tu cuarto, encajas estos ganchos que recibes de la pantalla la cual protege a tu "amigo anónimo".

Intentas arreglarte, perfeccionar tus imaginarias imperfecciones de las que se burlan pero al conectarte otra vez, descubres impotente que da igual lo que hagas porque esos comentarios siguen apareciendo y se extienden por las demás redes sociales. Eres el objeto de mofa de toda la red cuando solo hace unas semanas eras "uno más". La presión puede contigo, ya estas harto, decides apagar el ordenador y... apagarte con él.

Ir al instituto, como cualquier otro día, llegar a la puerta y encontrarte con ese grupo de "matones". Unos cobardes con aires de grandeza cuyo objetivo en su vida es arruinarte la tuya. Posiblemente ni sepan lo que hacen, siendo tan inconscientes del daño que causan, que lo tomaran como un juego.

"Maricón" le llamaban. "Vete a jugar con muñecas" le decían. "¿Necesitas que las niñas te defiendan, marica? Jamás serás un macho" comentaban entre risas. Al acabar las clases no acababan los acosos. Los insultos continuaban por Facebook o Twitter. Daba igual, no había refugio posible.

A pesar de los consejos de sus padres sobre que no debía hacerles caso, ya no había forma posible de volver atrás. Cuando sus palabras se tatúan en tu mente y un sueño reparador se convierte en una pesadilla horrible que se hará realidad cada día evitando cerrar los párpados... respiras hondo, te intentas calmar, cierras los ojos y... das el paso al borde del precipicio que acabará con tu nefasta vida dejando una nota de despedida en casa junto a la mesita de noche de tus inconsolables padres.

Y todo esto, como he dicho, lo hacen las palabras de gente que no conoces, que no te conocen y a las que no les importa tu vida.
¡Y luego nos sorprenden las noticias un día como cualquier otro..!

Una lacra sin solución al parecer. O tal vez no.
Ante una situación como esta, plántate. Plántate desde el principio, antes de que sea demasiado tarde y de que la muerte sea tu única solución. Eso no es una solución. A palabras necias, oídos sordos y más a palabras a quien no le preocupas en lo mas mínimo. Si sigues este consejo, quizás algún día se borrará de tu mente ese alguien que no recuerdas (gracias a no haberle prestado tu atención en el pasado) y que dijo algo de lo que no quieres acordarte.

Espero que os haya gustado esta entrada,
se despide un servidor.